La UE no sabe ni quién es

Identidad perdida en la confusión

El seguimiento de algunas intervenciones de altos dirigentes de la UE es revelador: produce un estremecimiento el vacío programático y estratégico.

Ursula von der Leyen explicita su visión y especifica las claves para el futuro próximo de la UE hablando de AMPLIACIÓN, COHESIÓN EN TORNO A UCRANIA y PACTO VERDE.

Ahora va a Lampedusa (17 de septiembre) y añade otro objetivo para la UE: “un plan europeo ante la crisis migratoria de Italia”.

Total, es cuestión de ir añadiendo frases según la ocasión.

Y también hay quien lleva mucho más lejos su simpleza política, como Josep Borrell, diciendo que “el primer objetivo de la política exterior de la UE es GARANTIZAR LA VICTORIA DE UCRANIA EN LA GUERRA”.

Recapitulando, tenemos: ampliación, cohesión bélica para que Ucrania gane la guerra, política migratoria y estrategia por el medio ambiente (que puede llamarse “pacto verde” o ‘buenas palabras’, o ‘queremos agua potable’, que sin duda será el planteamiento de los 2.200 millones de personas que en el mundo ni siquiera tienen acceso a ese elemento indispensable para la vida).

Esto produce una atroz impresión de vacío. Se rellena el agujero en que se ha ido convirtiendo la UE con las ocurrencias de cada momento, originadas en un contexto internacional en el que debería actuarse conforme a una estrategia compartida por los Estados miembro, estructurada y puesta en marcha por la Comisión Europea.

La original ocurrencia del momento actual es bien simple: se amplía la UE y con ello se cierra el cerco en torno a Rusia y, sobre todo, se elude cualquier discusión acerca del vacío existencial.

La mirada bizca de la UE no atina con un objetivo vital para su existencia, de manera que se termina cada vez con un añadido más incongruente: ampliar (obsesión de von der Leyen), hacer que Ucrania gane la guerra (obsesión de Borrell), resolver la cuestión de los migrantes (por cierto, solo se habla del problema italiano, obsesión de Meloni), avanzar con el “pacto verde” (obsesión general que nadie acierta a concretar y desata las mayores contradicciones: ahora nos cuentan que la presión de la industria automovilística ha conseguido retrasar el endurecimiento de las medidas sobre los gases emitidos por los vehículos con motores de combustión).

Cualquier acontecimiento político internacional da pie, en la actualidad, para que Europa exhiba su ausencia de referentes y de pensamiento propio. Un ejemplo muy actual: en los medios internacionales se ha informado de la reunión Putin-Kim Jong Un, que han titulado “inquietante cumbre de parias”. La batalla por la hegemonía internacional se descalifica por las buenas, seguramente porque la UE solo es un subalterno sin autonomía en esta confrontación. Y hasta tal punto es así que “Bruselas exige a las grandes plataformas digitales que luchen contra la propaganda rusa ante las elecciones europeas”, comportamiento desequilibrado en comparación con la ausencia de respuestas ante la propaganda EEUU-OTAN.

Lo verdaderamente inquietante, a mi juicio, es la pobreza mental que se ha adueñado de la intelligentsia europea. Y en esta línea aparece un editorial de elpais.com titulado: “UE de éxito, pero insuficiente”, cuya entradilla introduce una precisión importante: “Será difícil reeditar en el futuro los éxitos del pasado europeo sin afrontar reformas concretas”. La trayectoria de éxito, por cierto, está bloqueada desde hace años, y del callejón no se sale metiendo a otros diez miembros o alentando la confrontación bélica en Ucrania (todo ello, por cierto, sin hacer la menor alusión al fracaso que ha representado el Brexit).

Para la ampliación se habla ya de diez nuevos miembros. ¿Diez miembros? Pues sí, hay una lista: ocho tienen el estatus de candidatos (Ucrania, Moldavia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia, Albania y Turquía) y dos aspiran a conseguirlo (Georgia y Kosovo). Integrar a un país en guerra, Ucrania, parece una completa insensatez y no tiene precedentes. Se dice que la incorporación de estos países, total o parcial, cambiará radicalmente la geografía, la cultura y la estructura de Europa. Sin duda, pero el proyecto europeo quedará completamente desvirtuado, más que con aquella ampliación a toda prisa que elevó el listón de 16 a 28 miembros.

La partición de Ucrania

Una vía de salida

Reproduzco literalmente el titular y la entradilla de un artículo de elpais.com, del 24 de septiembre de 2023, firmado por su enviado especial a Kiev, Cristián Segura:

Ucrania teme que la guerra acabe en una división del país como en la península de Corea

“Políticos y expertos creen que si ninguno de los dos bandos desequilibra la balanza en el frente, el desgaste y la presión internacional pueden forzar un cese de las hostilidades con una ruptura territorial”.

En “Perspectiva ucraniana”, colgado en mi blog el 17 de abril de 2022 -(https://lacalmatraslatormenta.wordpress.com/2022/04/17/perspectiva-ucraniana/ -, intentaba yo anticipar los hechos que presumiblemente se irían produciendo, con la “perspectiva” de un desmembramiento de Ucrania. Citando literalmente palabras de aquel artículo:

“Pronóstico: estado de guerra civil abierta o larvada durante años en Ucrania. Resultado final: probable desmembramiento del país, a la larga, sin duda, y en tiempos cercanos, con desgajamientos parciales.”

“Tiene sentido pensar que las grandes potencias enfrentadas (“Occidente” y Rusia) acaben por manejar un escenario como el siguiente, o cualquier otro parecido: un Estado ‘tapón’ occidental, con capital en Lviv; un Estado ‘tapón’ oriental, centrado en el Donbas; un territorio segregado e incorporado a Rusia para fortalecer el espacio y las conexiones con Crimea, dibujado como una franja costera del Mar de Azov y parte del Mar Negro, hasta Odesa; y la subsistencia de una Ucrania empequeñecida con capital en Kiev.”

Carece de sentido discutir ahora qué partes del territorio podrían terminar separadas de la Ucrania que hoy conocemos, pero sí tiene todo el sentido anticipar que la ‘partición’ constituye una vía de escape; podría ser el núcleo de la negociación de paz, que debería contener unas garantías verosímiles de supervivencia del Estado ucraniano que subsista.

Esto no es nada nuevo en la historia mundial. El ejemplo anterior más recurrente es el de Corea, pero relatos similares pueden adjudicarse a otros países, por ejemplo, a la antigua Yugoeslavia. Como tampoco es nada nuevo que las hostilidades se prolonguen durante años, por mucho que se llegue a un acuerdo formal (un dato que se repite: “Incautado en Kosovo el mayor arsenal de milicias serbias desde el fin de la guerra” de los años noventa: treinta años después).

Las migraciones como dolor de cabeza europeo

Elucubraciones analgésicas

Por qué la política migratoria de la UE es un callejón sin salida” es un artículo firmado por Carine Fouteau (Mediapart), que publica infolibre.es el 25 de septiembre de 2023.

Me basta con el título. No es la pregunta pertinente. La pregunta con más fundamento, vista la historia de los últimos años, es la siguiente: ¿Por qué la UE no tiene política migratoria?

Lo que resulta más inquietante, sin embargo, es que este manto de protección para la UE se extiende a muchos otros campos. Porque no cabe decir que las políticas fiscal, de defensa, energética, de protección ambiental y otras de gran alcance se encuentran en “un callejón sin salida”, es que sencillamente no existen como políticas acordadas y compartidas por los 27 miembros actuales de la UE.

Es un proceso que se asemeja mucho a un vaciamiento de contenidos, ante el cual cabe aventurar una hipótesis bastante verosímil: más allá de los grandes acuerdos económicos, empezando por los estrictamente comerciales, las incursiones en otros campos han ido siendo cada vez más débiles y, sobre todo, más difíciles de concretar, menos compartidas.

Y esto ¿por qué? Con el paso de los años se ha ido haciendo más evidente que los dos objetivos principales se han cumplido: evitar las guerras europeas y fortalecer un modelo económico reforzado para alcanzar una presencia relevante en el escenario mundial.

Probablemente estos dos objetivos fueron en su momento razones de mucho peso para dar el arriesgado paso a la ampliación, de 16 a 28 Estados miembro. Pero, al mismo tiempo, esto complicó sobremanera el proceso de coordinación en los otros campos que necesitaban decisiones compartidas. Así, lo que se ganó por un lado se perdió por el otro, para decirlo de manera simplificada.

El ”callejón sin salida” es la propia configuración de la Unión Europea. Si es así, se está ante un reto extremo: la UE necesita una transformación de fondo, estructural e institucional, algo que podría bautizarse como REFUNDACIÓN.

En una guerra los proyectiles proceden de ambos bandos

Salvo cuando el relato procede exclusivamente de una de las partes

No es la primera información de esta índole que encuentro en medios de comunicación internacionales. Todo hay que decirlo, cuesta un mundo que esto aparezca en medios españoles. Me empeño en esta tarea porque la información que recibimos, de esta guerra como de muchos otros acontecimientos internacionales, es ‘manifiestamente mejorable’.

Concretamente:

Información de The New York Times difundida por Le Monde, el 19 de septiembre de 2023. Literalmente dice lo siguiente:

“Según el New York Times, el golpe mortal en un mercado de Kostiantynivka a comienzos de septiembre sería debido a un misil ucraniano”

[Selon le « New York Times », la frappe meurtrière sur un marché de Kostiantynivka au début de septembre serait due à un missile ukrainien]

“El 6 de septiembre, un cohete golpeaba el mercado de Kostiantynivka, en el este de Ucrania, matando a no menos de quince civiles e hiriendo a más de otros treinta. Un ataque imputado inmediatamente a los rusos por el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.”

[Le 6 septembre, un missile touchait le marché de Kostiantynivka, dans l’est de l’Ukraine, tuant au moins quinze civils et en blessant plus de trente autres. Une attaque imputée immédiatement aux Russes par le président ukrainien, Volodymyr Zelensky.]

El New York Times ha recopilado y analizado “fragmentos de misil, imágenes de satélite, testimonios y publicaciones en las redes sociales” que “sugieren con fuerza” que podría tratarse “de un cohete de defensa aérea ucraniano desviado, tirado por un sistema de lanzamiento Buk”.

[Le New York Times a recueilli et analysé « des fragments de missile, des images satellites, des témoignages et des publications sur les réseaux sociaux », qui « suggèrent fortement » qu’il pourrait s’agir « d’un missile de défense aérienne ukrainien errant tiré par un système de lancement Buk ».]

Los expertos de la defensa aérea preguntados por el New York Times afirman que estos cohetes “pueden desviarse de su trayectoria por diversas razones, en particular por un mal funcionamiento electrónico o un alerón de guía estropeado o cortado en el momento del lanzamiento”.

[Les experts de la défense aérienne interrogés par le New York Times affirment que ces missiles « peuvent dévier de leur trajectoire pour diverses raisons, notamment un dysfonctionnement électronique ou un aileron de guidage endommagé ou cisaillé au moment du lancement ».]

Un portavoz de las fuerzas armadas ucranianas ha declarado al diario norteamericano que “los servicios de seguridad del país investigan sobre el incidente y que, en virtud de la legislación nacional, no pueden hacer comentarios suplementarios”.

[Un porte-parole des forces armées ukrainiennes a déclaré au quotidien américain que « les services de sécurité du pays enquêtaient sur l’incident et que, en vertu de la législation nationale, ils ne pouvaient pas faire de commentaire supplémentaire ».]

Chile a medio siglo de distancia

Contexto ausente y nominalidad extrema

Me he impuesto el recorrido de las referencias mediáticas al cincuentenario del golpe de Estado en Chile. Agotador, pero no por el esfuerzo intelectual, más bien pequeño, sino por la amenaza de una profunda depresión.

Empiezo por advertir que me he dejado llevar por mi deformación profesional de ex profesor universitario de estadística, experiencia que data precisamente de los tiempos en los que se iba gestando la Unidad Popular y que sentó las bases para la candidatura presidencial de Allende.

Según mi recuento (puede que me haya dejado algo en el tintero), la cifra de artículos, editoriales y otras columnas alusivas alcanza a 59 (la lista ha sido elaborada con titulares de los días 9, 10, 11 y 12 de septiembre). Este cómputo resulta tras la revisión de los siguientes medios online: infolibre.es, publico.es, eldiario.es, elpaís.com, elperiodico.com, ctxt.es, lavanguardia.com, elconfidencial.com, abc.com (citado por otro medio), epe.es y lemonde.fr.

Muy destacable es la constatación, a través de dicha revisión, de que el país llamado Chile prácticamente no existe antes de 1973, y que su existencia ulterior tiene todo que ver con el golpe y la dictadura de Pinochet. En estos enfoques la dictadura, a su vez, tiene mucho o todo que ver con la conspiración gestionada desde los EEUU, y poco o nada con la historia anterior ni con la coyuntura política de aquel momento.

Si se repasa la lista de titulares en los medios, hay algo que destaca por encima de todo lo demás: el apellido Pinochet y el apellido Allende dominan la información (aparecen en 49 de los 59 titulares mencionados, a las que se añaden otras dos de carácter nominal: Neruda y Victor Jara).

En segundo término, aparecen testigos y víctimas de la represión tras el golpe, que muestran al pueblo chileno únicamente como partícipe pasivo en los acontecimientos políticos de la época. Su organización social y su acción política prácticamente no existen, con algunas raras excepciones.

A destacar que hay un único columnista que se acuerda de que el pueblo chileno era un actor presente, no una mera víctima, y lo hace titulando “¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!” (es Isaac Rosa, en su columna de eldiario.es).

Otra característica común es la alusión directa o indirecta a lo que en España se da en llamar “memoria histórica”. En esa memoria se entremezclan las referencias a la maldad de Pinochet y una hagiografía de Allende que roza la idolatría.

“Dicen que la distancia es el olvido”. En este caso parece ser así. Según las versiones revisadas, las luchas políticas de los años sesenta y setenta, que en Chile se fueron haciendo más intensas y se reflejaron en una evolución con muchos aspectos positivos, quedan sintetizadas en la simple entronización de un líder “mítico” (se habla a menudo del “mito” Allende), perdiendo por completo de vista la historia precedente y la coyuntura que favoreció su llegada a la presidencia de la República. Conviene recordar que la UP y su candidato Allende obtuvieron menos del 40% de los votos, lo que, se diga lo que se diga, refleja una debilidad relativa notoria: los candidatos que se situaron por detrás, con votaciones importantes, fueron el de la derecha (Jorge Alessandri) y el de la democracia cristiana (Radomiro Tomic). Es decir, tras todos los acontecimientos de los años precedentes, la izquierda llega al poder en posición débil.

En el camino hacia el golpe de Estado, más que la correlación de fuerzas lo que cambia es la creciente disposición anti democrática de los partidos de la oposición. En ese recorrido confluyen las movilizaciones de la derecha, el surgimiento de una oposición de corte fascista y el afianzamiento de los temores estadounidenses ante el posible éxito de un socialismo democrático.  Esto último resultó finalmente determinante: los EEUU valoraron que había que acabar con ese experimento antes de que se convirtiera en un modelo de referencia para toda América Latina (su “patio trasero”, denominación que tenía un claro basamento histórico).

Es lógico pensar que resulta extremadamente difícil, en los medios consultados, desarrollar análisis contextualizados. La ausencia de contexto, sin embargo, no tiene por qué conducir obligatoriamente a una nominalidad simplona (Allende y Pinochet, el bueno y el malo) y a una visión tan deformada de las luchas sociales y políticas del pueblo chileno, cuyo protagonismo desaparece por completo bajo la capa de solidaridad con el presidente muerto. 

Ucrania se cae

Noticias negras

Desde hace unas pocas semanas proliferan las noticias acerca de manifiestas ‘debilidades’ en Ucrania. Se habla de una “contraofensiva” que progresa poco o nada, de corrupción en los servicios de reclutamiento, de estado emocional adverso entre los soldados que regresan de los frentes de combate, y así sucesivamente.

En estos días, con el mismo sentido, aparece la noticia de la ‘defenestración’ del ministro de defensa. Pero lo que es un hecho objetivo aparece reflejado en los medios de diferentes maneras, cosa habitual pero que sigue ilustrando acerca de las tergiversaciones y manipulaciones informativas.

Se trata de lo siguiente: el ministro de defensa es cesado por Zelenski. Este es el hecho, y estos son los titulares de los medios consultados y algunas de las entradillas que los acompañan:

Le Monde: “En Ukraine, la chute d’un ministre et d’un oligarque” (“En Ucrania, la caída de un ministro y de un oligarca”). La entradilla: “Volodymyr Zelensky a limogé dimanche son ministre de la défense après une série de scandales de corruption.” (“Volodymyr Zelensky ha despedido a su ministro de defensa tras una serie de escándalos de corrupción”).

Es decir, se habla de un hecho concreto y se lo asocia a un fenómeno generalizado de corrupción.

Público: “Zelenski destituye a su ministro de Defensa”. La entradilla: “En enero de 2023 el Ministerio de Defensa fue el centro de un escándalo de corrupción por las contratas y adquisiciones.”

Aquí se vinculan de la misma manera el cese del ministro y la corrupción en su Ministerio.

El País: “Zelenski procede a relevar al ministro de Defensa, Oleksi Reznikov, tras 18 meses de guerra”. La entradilla: “El presidente ucranio propondrá al Parlamento como nuevo titular a Rüstem Umerov, un líder de la minoría tártara de Crimea”.

Al día siguiente, un titular con el cual se pasa del grave problema de la corrupción generalizada a un mero “culebrón” de prensa amarilla: “La destitución del ministro de Defensa termina con el ‘culebrón’ político de la guerra en Ucrania.

Quitando carga a los problemas de la sociedad ucraniana, acerca de los cuales hay casi unanimidad en medios políticos y de información. La línea editorial de elpais.com se mantiene invulnerable ante las evidencias, procurando sostener el discurso de buenos y malos.

El Confidencial: “Zelenski anuncia la destitución de su ministro de Defensa”. La entradilla: “El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha anunciado que pedirá al Parlamento la destitución del ministro de Defensa, Oleksii Reznikov”.

Destitución sin fundamento alguno, según este medio, puesto que Zelenski actúa sin que haya razón visible para proceder así en este momento,

La Vanguardia: “Zelenski destituye al ministro de Defensa Réznikov tras 18 meses de guerra”. La entradilla: “Ya se especuló con su relevo el pasado febrero por un caso de corrupción en contratos del Ejército ucraniano”.

Versión light que no sorprende en este medio, que se aventura más allá de la ‘neutralidad’ exquisita de su homólogo nacional, aludiendo a “un caso de corrupción”. Metidos en este avispero, resulta imposible aceptar que un solo caso de corrupción puede ocasionar este revuelo.

Infolibre (dos días más tarde): “Dimite el ministro de Defensa de Ucrania por petición de Zelenski y afirma que fue «honor servir» en la guerra”.

Debo reconocer que desconocía esta fórmula político-institucional: el jefe del estado “pide” a un ministro que dimita. Será que lo “pide” en confianza, como buenos amigos…

El Plural: Ni palabra

ElPeriódicodeEspaña: Ni palabra

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Añadiendo desgracias al desastre ucraniano: “EEUU enviará municiones de uranio empobrecido a Ucrania: qué son y qué riesgos plantean”. Además de corrompida y destrozada, la sociedad ucraniana se quedará con la radioactividad (en algunos medios la rebajan a “toxicidad”), de manera que quienes tomen el relevo tras la paz que sigue a toda guerra se encontrarán con otro ingrediente que añadir a su ya larga lista de desgracias.

Las “noticias negras” sacuden Ucrania y también las líneas editoriales de los medios consultados. Algunos superan marcas de récord en sus equilibrios en la cuerda floja de la información bélica. No es de extrañar, puesto que resulta prácticamente imposible identificar en la historia humana situaciones en las que todo se resuelva como una pugna entre buenos y malos.

El desenfoque

Prácticas cotidianas de confusión mental

Los medios escritos dan para mucho en materia de desenfoque de la razón. En ellos se ambientan el uso de un castellano empobrecido y plagado de errores; la inclusión de anglicismos a ritmo inquietante, sean o no pertinentes; la aplicación irrestricta de calificaciones comúnmente aceptadas pero raramente fundamentadas, como el término “occidental” y la conversión de los EEUU en “América”; la elección acrítica de adscripciones de países a presuntos bloques divididos entre ‘buenos’ y ‘malos’, cambiantes según las coyunturas descritas; y así, en una larga serie de despropósitos que debilitan las informaciones y las opiniones. Y cuyo desenfoque confunde a las audiencias.

Durante el mes de agosto se repiten algunas cantinelas, entre las cuales hay una verdaderamente ejemplar:

En elpais.com, un artículo titulado “America is back’, cuya entradilla pretende situarnos en este complejo histórico-geográfico: “Bajo el liderazgo de Joe Biden y con consenso bipartidista, Estados Unidos está maniobrando con determinación y empeño para reajustar la globalización y redefinir las relaciones de Occidente con China”

No confundir, no es la América que descubrió Colón. Es la otra, la del imperio transoceánico situado en el Atlántico norte. ¿Cómo es que un español confunde ambas cosas? Y, sobre todo, ¿cómo es que un español acepta la apropiación de la denominación América por parte de los Estado Unidos de América (que ya es una denominación de por sí excluyente)?

En este escalafón aparece en seguida la palabra occidente. Pero es el “Occidente” que configura otra apropiación indebida, ágilmente incorporada en un titular de publico.es: “China desafía a Occidente con su apuesta por un bloque de seguridad oriental, que incluye a Rusia”. Y la entradilla nos detalla que “El ministro de Defensa chino, Li Shangfu, respalda en Moscú una estrategia de seguridad alternativa a la OTAN e insta a EE.UU. a no jugar con fuego en Taiwán”.

Curiosa, ¿verdad?, la transposición de papeles: “America” (los EEUU de ídem, para entendernos) está de vuelta para contener a esa China que “desafía a Occidente por un bloque de seguridad oriental” con inclusión de Rusia. Hacer lo mismo en ambos lados recibe una calificación opuesta, que, desde la óptica del lado bueno, muestra el perverso comportamiento del lado malo.

Casi con toda naturalidad entra por la misma puerta el torrente de los anglicismos. En elpais.com, otra vez, aparece un artículo en contraportada titulado “Un remojón de agua dulce con las traviesas ondinas”. Una frase destacada por el propio medio: “Es, a su manera, un ejercicio de “mindfulness” porque exige atención plena para no partirse la crisma al pisar una piedra cubierta de limo”. ¿De verdad no hay palabra castellana para escribir en el lugar de ese anglicismo entrecomillado? Es patética la inclusión de palabrejas importadas en una lengua con un vocabulario tan rico como el del castellano.

También es verdad, sin embargo, que el propio castellano se le escapa a la mayoría de los columnistas, que llenan sus textos con errores de todo orden. Se empieza por los más habituales en el castellano hablado, como “demasiado” en lugar de “mucho” o el infumable “hasta que no”, y se sigue con las enfatizaciones repetitivas (con la fórmula más extrema resumida en “volver a empezar otra vez de nuevo”).

La lista de ejemplos en materia de destrozo de la lengua es inagotable. Pero lo que aporta esta referencia es sobre todo la idea de que las palabras pueden ser utilizadas sin la menor atención a sus significados, salvo lo que interese al emisor del mensaje, escrito o hablado. Por eso, América puede ser un continente o un país (nunca para un latinoamericano, por cierto), un pacto de defensa puede ser bueno si lo encabeza A o malo si lo encabeza C. Asimismo, un “demasiado” no es excesivo sino equivalente al cuantioso de “mucho”, mal uso de la lengua sin duda superado por el inefable “hasta que no”.

Para el “hasta que no” vale un ejemplo muy doméstico: decir que “hasta que terminemos de comer no nos movemos” es diferente de “hasta que no terminemos de comer….”, que viene a decir algo así como comer sin fin (que debería ser “mientras no terminemos de comer…”).       

Un esfuerzo de precisión en el lenguaje, y otro, mucho mayor, de aprendizaje de la propia lengua sin torcer el discurso con todo tipo de anglicismos.

Pero es que en el ámbito de la política cotidiana la niebla se hace cada día más persistente. Por ejemplo, con un titular como “¿Es la cumbre de los BRICS una amenaza para Occidente?”, dicho con todas las letras por Martine Orange (Mediapart, insertado en infolibre.es). Ojo: es el titular lo importante, en cuanto conduce hacia una valoración previa, con independencia del texto que luego lo desarrolla, y más teniendo en cuenta que un elevado número de lectores se limita a repasar titulares salvo interés especial en el asunto tratado en el artículo. Anotación adicional: “amenaza” parece ser todo encuentro internacional en el que no ejerzan su liderazgo las potencias “occidentales”.

Por extensión hay que plantearse una cuestión crucial: ¿Es la “costumbre” de los Borbones una amenaza para España? Polémica cuestión, que suscita todo tipo de elucubraciones políticas y jurídicas, como si alguien dijera que es “costumbre” que la mujer cocine y el marido mire el fútbol en televisión.

Me parece que mucho más lo segundo que lo primero, aunque la “amenaza” de los BRICS y la “costumbre” de los Borbones son expresiones que se sitúan igualmente en el terreno de la sinrazón.

Armas y granos

Ucrania en el ojo del huracán

Las armas son el componente del mayor tráfico originado por la guerra de Ucrania. Pero el grano no le va a la zaga. Ambos, en la información cotidiana, simbolizan las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania, atribuida sin más a la maldad indiscutible de Putin. Maldad aparte, los intereses de muchos partícipes tienen bastante que ver con la importancia de estos tráficos y con el escaso esfuerzo dedicado a poner fin a esta situación.

Por lo pronto, nunca hay que perder de vista la existencia de numerosos traficantes que suelen beneficiarse de conflictos en todo el planeta, de manera sistemática. ¿O es que alguien piensa que los desastres de Mali o de Níger tienen que ver puramente con la maldad de sus dirigentes y/o de militares ambiciosos, y no con intereses “occidentales” relacionados con las muchas materias primas de primera importancia que hay en sus territorios?

Pues en Ucrania las cosas siguen caminos parecidos: hay de por medio intereses de terceros, aunque de otra índole. Y las referencias a tráficos de armas y de granos se multiplican de día en día. Tráficos ilegales, naturalmente, con encaminadores que se mueven en el límite o enteramente fuera de cualquier legalidad.

ARMAS

De las armas se sabe, por ejemplo, que las hay entregadas por Estados Unidos a Ucrania en manos de los cárteles de la droga mexicanos. Y no se trata de una sorpresa, porque las advertencias vienen de lejos, nada menos que de Interpol. El temor parece fundado, de que mucho del armamento enviado a Ucrania es recuperado por traficantes y reintroducido en el mercado negro europeo, en particular armas ligeras y municiones.

De hecho, entre los propios Estados miembro de la OTAN se recomienda a Kiev que inventaríe y establezca un sistema de seguimiento del material enviado, a fin de disponer de la trazabilidad segura. Se sabe a ciencia cierta que el desvío de material bélico se produjo en la guerra de los Balcanes y se teme con fundamento que este fenómeno se reproduzca en Ucrania.

Pero se abre paso, igualmente, la preocupación por el destino final del material bélico remitido, puesto que hay armas ligeras y munición que pueden desviarse hoy y mantenerse ocultos en el propio territorio ucraniano una vez terminada la guerra. Porque hay una tradición armamentista en Ucrania anterior a la guerra y porque Ucrania, aunque esto se oculte ahora tras las repetidas alusiones a los oligarcas rusos, es considerado uno de los países más corruptos de Europa. No en vano existen desde tiempos ya lejanos los grupos militares irregulares, que de hecho intervienen en la guerra, aunque se hable poco de ellos, y los oligarcas ucranianos, que tienen, por cierto, el mismo origen de sus parientes rusos, que fue el desmantelamiento de la economía de Estado soviética.

GRANOS

Empieza a confirmarse algo que se podía sospechar sin necesidad de ir muy lejos en las suposiciones: que la cuestión del grano ucraniano ha pasado a ser más un negocio “occidental” que una consecuencia masiva de la intervención rusa, aunque esta última haya sido el principal desencadenante de la actual coyuntura.

La escasez inducida es un eterno truco de quienes lideran los mercados primarios, más que nada metales o cereales. En este caso, la pretendida escasez tiene mucho que ver con la identidad de los grandes operadores de los mercados de cereales, conocidos de quienes investigan sobre sus trapicheos habituales.

Así, cuando entran en escena esos grandes operadores, hay que esperar lo peor. Por ejemplo, en estos territorios merodean y se enriquecen operadores como Bunge, Ameropa Holding o Cofco International.

Por el lado institucional se sabe que la UE se dice dispuesta a exportar la casi totalidad de los productos agrarios ucranianos a través de “corredores de solidaridad”. Se habla de la utilización de conexiones ferroviarias y por carretera a través de Estados miembro, lo que naturalmente implica iniciar los tráficos a través de los países fronterizos, en particular Polonia y Rumanía.

O sea, los mismos “corredores de solidaridad” que están ya utilizando los traficantes ilegales para pasar productos agrícolas por la frontera rumano-ucraniana. ¡Qué descubrimiento!

En todo caso, es interesante comprobar, una vez más, que son mucho más hábiles y ágiles los comerciantes ilegales que los gobiernos de la UE. Porque la guerra ha dejado a Ucrania sin salida al mar de Azov y con una salida al Mar Negro que se va convirtiendo en un estrecho desfiladero vía Odessa, situación sostenida desde hace muchos meses. Es decir, la opción tierra se venía imponiendo, aunque no la querían ver (y no debe olvidarse que las capacidades por el lado tierra son muy inferiores a las del lado mar). 

Y esto es lo que sí han visto desde el primer momento los traficantes. La cadena organizada tiene dos eslabones principales: las filiales rumanas de esos grandes operadores y sus contrapartes ilegales en el lado ucraniano.

Los principales actores internacionales pueden ser:

Bunge: líder mundial en procesamiento de oleaginosas, mayor productor y proveedor de fertilizantes para agricultura en Sud América, y máximo vendedor mundial de aceites vegetales embotellados para consumo. También se dedica a la molienda de harinas de trigo y maíz para la industria alimentaria. Empresa investigada por autoridades estadounidenses debido a la realización de operaciones fraudulentas en el comercio de cereales para evadir impuestos.

Cofco International (China Oil and Foodstuffs Corporation): es un holding de procesamiento de alimentos de propiedad estatal china. COFCO Group es el procesador, fabricante y comerciante de alimentos más grande de China.

Ameropa Holding: es una empresa agroindustrial suiza que se dedica a la distribución global de fertilizantes y granos.

En este juego se abre la puerta a múltiples conflictos entre Estados fronterizos, que no participan activamente en la guerra de Ucrania pero se ven afectados por los tráficos ilegales, y, si se trata de granos, los primeros afectados son los agricultores de Rumanía y Polonia. Es decir, por esta vía aparecen tentaciones de prohibir los tráficos de granos de origen ucraniano, más allá de que por mar las cosas se complican ante la armada rusa.

Por otro lado, todo indica que el propio sector agrícola ucraniano se ha visto perjudicado por la corrupción en su país. Porque esos tráficos transfronterizos por carretera los organizan empresas ucranianas en situaciones de ilegalidad y de persecución por evasión fiscal, con la colaboración necesaria de numerosas empresas presuntamente húngaras.

Y el tercer actor es el propio Estado ucraniano, que investiga esas actuaciones pero tiene serias dificultades para desenredar la madeja y limitar el fraude. Esto supone una drástica disminución de la aportación formal del sector a la economía ucraniana, puesto que los precios se fijan fuera del mercado, las operaciones no están registradas y la recaudación fiscal se derrumba, además de implicar al propio aparato del Estado en los principales fraudes.

Esto se resume en que ha surgido un nuevo sector económico en y en torno a Ucrania: el de los tráficos ilegales de cereales. Y que los agentes internacionales operan con contrapartes ucranianas que incumplen toda la legislación vigente al respecto en su país.

Una derivada crítica de esto es que, una vez terminada la guerra, Ucrania tendrá que emprender una larga y costosa reconstrucción de campos, ciudades e infraestructuras, y también de una institucionalidad y una economía deformadas por la corrupción y los negocios ilícitos. Y esto, en un territorio inundado de armas cuya posesión efectiva no estará en manos del Estado.